Arqueólogos del NIKU (Instituto Noruego de Patrimonio Cultural) han descubierto un asentamiento funerario en Øyesletta en Kvinesdal. Utilizando las últimas tecnologías de georadar han podido hallar un barco funerario y varios túmulos circundantes.
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El Hallazgo
El barco encontrado es una embarcación de 6 remos de entre 8 y 9 metros de largo. Es la primera vez que se encuentra un barco funerario en Kvinesdal. Además los barcos anteriormente encontrados en los yacimientos cercanos nunca habían llegado a estas proporciones, siendo barcos mucho más pequeños.
Además del barco funerario se han encontrado otros muchos túmulos, lo que nos lleva a la confirmación de que el asentamiento fue un gran cementerio. Esta teoría estaba prácticamente confirmada pero no se había encontrado hallazgos que la sostuvieran. Los elementos funerarios de estos asentamientos fueron completamente devastados por la incorporación de nuevas maquinarias y metodología en cuestiones de agricultura.
Los arqueólogos son optimistas, y consideran que aún pueden encontrar muchos vestigios de la época en la que este cementerio estuvo en uso. Según los restos hasta ahora encontrados se considera que dichas fechas comprenden desde el año 0 hasta el año 500 d.C.
Los barcos funerarios como ritos fúnebres
Los Vikingos utilizaron este rito durante el final de la edad de hierro, el periodo Vendel y la edad vikinga. Este rito funerario no era muy habitual, ya que posiblemente estaba reservado a las élite, según los pocos restos encontrados.
En otros asentamientos se ha encontrado esta tradición unida al rito de la cremación, pero no siempre se han dado estas circunstancias. Lo que parece estar claro es que suele estar acompañado de un ajuar, en el que suelen incluirse armas y herramientas. Pero no sabremos que encontraremos en este yacimiento hasta el inicio de las excavaciones.
El Georadar
La generación de imágenes por georadar en cuestiones de Arqueología es uno de los métodos de investigación más pioneros y con mayores beneficios. Este método, que lleva probando su valía desde hace unos años, contribuye principalmente a la reestructuración de presupuestos, evitando los costes de excavación en casos no concluyentes, cuestiones medioambientales, evitando la destrucción del entorno o posibles restos arqueológicos y aceleración de tiempos, ya que no es necesario la prospección para señalar el lugar del hallazgo.
Jani Causevic, arqueólogo de NIKU, comenta: “el uso del georadar nos brinda la oportunidad de explorar y documentar la historia cultural a través de métodos nuevos y emocionantes.”