La Amistad era una goleta capitaneada por los colonizadores españoles que, el 28 de junio de 1839, partió desde la Habana hasta Puerto Príncipe (Cuba) con 53 esclavos provenientes de Sierra Leona. Y su historia se transformó en leyenda debido a la rebelión de los esclavos a bordo.
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La rebelión de los esclavos o el motín del Amistad
Pocos días después del inicio de la travesía, el 2 de julio, un esclavo conocido como Joseph Cinqué consiguió liberarse. Desencadenó al resto de sus compañeros y inició el motín, tomando el barco de sus captores. No sin antes matar al cocinero y al capitán, viendo cómo huían los otros dos marineros que restaban en la embarcación. La vida de los dueños de las mercancías fueron perdonadas, siempre y cuando estos se mantuvieran fieles a su palabra y les llevaran rumbo a África.
Pero, lejos de indicarles el camino de regreso a casa, estos aprovecharon la noche para desviar la dirección y tenerlos engañados bordeando la costa estadounidense. Su periplo acabó el 26 de agosto, cuando desembarcaron en Nueva York. Pero para ese entonces ya se habían transformado en una noticia que acaparó todos los noticiarios de la época. La noticia de un barco pirata capitaneado por una tripulación negra había corrido como la pólvora tras varios avistamientos cerca de la costa.
Fueron rápidamente apresados por las autoridades y llevados a Connecticut (territorio en el que la trata de esclavos aún era legal, a diferencia de Nueva York). Mientras los españoles, por su parte, presionaban a los Estados Unidos a repatriar a sus esclavos a Cuba.
Uno de los primeros juicios mediáticos de la historia
En un contexto de lucha abolicionista, la asombrosa historia de la rebelión de los esclavos, confundidos con piratas, que lograron alcanzar la libertad resonó en todo el país. De este modo, los esclavos se tornaron héroes para buena parte de la opinión pública. Y, en 1840, la corte federal acordó concederles su libertad, afirmando la ilegalidad del hecho de transformar en esclavos a hombres africanos libres.
El caso fue llevado a la Corte Suprema de los Estados Unidos, y para defender su causa los esclavos apelaron a la ayuda del antiguo presidente John Quincy Adams. Este, bastante viejo por aquel entonces, tuvo que lidiar con una corte de clara tendencia esclavista. En marzo de 1841, gracias a una defensa a ultranza realizada por Adams, se ratificó la ilegalidad del crimen cometido por los españoles y la puesta en libertad de los esclavos.
Rumbo a casa
Un año más tarde, y tras poder haber ahorrado el dinero suficiente (ya que la corte no les financió el viaje a su patria), nuestros protagonistas pudieron regresar a su hogar. Todos menos uno que, creyendo que nunca podrían volver, decidió quitarse la vida ahogándose en un lago.
Sabías que…
España fue el último gran imperio europeo en lucrarse con el tráfico de esclavos?
Aunque este negocio se prohibió en 1820 en el país (a principios del XIX la trata fue paulatinamente abolida en el resto de territorios europeos), se mantuvo formalmente, además en su época más álgida (con más de 700.000 esclavos llevados desde esa fecha solo a su colonia de Cuba), hasta 1880-86.
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