Durante una excavación en Kiev en el año 2011, se encontraron 9 morros de morsa, siete de ellos junto con al menos uno de sus dientes de marfil en un asentamiento del s.XII. Ahora, los resultados de su estudio arrojan luz sobre el comercio vikingo y su extensión global. Desde la explotación de marfil de morsa en Groenlandia, hasta su venta en Europa y Asia.
Índice
El marfil de morsa en la Edad Media
La demanda de marfil de morsa y sus productos derivados fue alta durante la Edad Media. Principalmente impulsado por las élites eclesiásticas y seculares y las altas prestaciones de los materiales fabricados con recursos de estos animales.
Se han encontrado evidencias del comercio y uso de marfil de morsa, tanto en Europa del Este como en Asia Central, Occidental e incluso en los territorios bizantinos.
Las primeras fuentes escritas medievales árabes de los siglos X y XI (al-Muqaddas̄ı y al-B̄ırūn̄ı, 985–990 d.C.) se refieren al marfil de morsa como “dientes de pescado” . Se supone que su medio de adquisición eran las rutas fluviales existentes desde Ucrania y Rusia. Puede que no sea una coincidencia que Erik el rojo, colonizara Groenlandia en el 985 d.C. y este hecho aumentara la permeabilización de marfil de morsa en el mercado.
Hasta ahora se consideraba que las piezas de marfil de morsa halladas en la Europa del Este y Asia, provenían de la caza en la Rusia Ártica. Pero tras el resultado arrojado del estudio de las nueve piezas de morsa, esa creencia queda obsoleta y se abre considerablemente el territorio de caza y comercio controlado por los Vikingos.
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El estudio del marfil de Kiev
Tras el hallazgo de los nueve morros de morsa del s.XII en Kiev (Ucrania), se inició el estudio sobre su procedencia combinando tres tipos de análisis: El arqueológico, la secuenciación de ADN antiguo (ADNa) y el recuento de isótopos estables.
Solo siete de las nueve piezas pudieron ser enviadas para su estudio, ya que las dos restantes estaban demasiado fragmentadas para que los resultados hubiesen sido concluyentes.
El método arqueológico
El estudio mediante el método arqueológico confirmó, gracias a la secuencia de capas culturales y aluviales, que los especímenes datan de mediados del siglo XII.
Además de la datación, el estudio se basó en el tipo de talla que se había aplicado a cada una de las piezas. Con esta técnica se pudo demostrar que al menos seis de los siete morros de morsa de Kiev habían sido esculpidos de la manera típica de las importaciones de Groenlandia.
EL ADNa y los isótopos estables
En cuanto al estudio por ADNa, se enviaron muestras de los siete individuos a la universidad de Oslo, donde fueron examinados. Mientras que se enviaron otras muestras a la universidad de Cambridge para someterlas al estudio de isótopos estables, en el que se midieron las cantidades de carbono, nitrógeno, azufre e hidrógeno presentes en el colágenos de las muestras. La variabilidad de la presencia de isótopos estables depende del territorio, la fuente de alimento, la salinidad, la temperatura o la cobertura helada, entre otros factores.
La conjunción de los datos de ambos estudios, concluyó que siete de los 9 especímenes, con una probabilidad del 95% tuvieron su origen en Groenlandia, con al menos cinco de ellos en la bahía de Baffin, entre el oeste de Groenlandia y el norte ártico de Canadá.
Los vikingos y el comercio intercontinental
Tras el descubrimiento de Groenlandia por Erik el Rojo y su gran población de morsas, junto con los resultados de este hallazgo podemos postular que existió un comercio intercontinental. Las naves vikingas y las poblaciones afincadas en Groenlandia se encargarían de la caza y transporte a los centros principales de talla, como Dublin, Trondheim, Schleswig y Bergen. Tras la adecuación para su venta, se transportarían por el mar del norte hasta la ciudad de Novgorod, actualmente Rusia, y Kiev, Ucrania.
A través de las rutas fluviales del Volga y el Dnieper, el comercio de marfil de morsa proviniente de Groenlandia, podría haberse extendido hasta Contantinopla y el Mar Negro, respectivamente.
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